Bungie estaría en problemas, con riesgo de perder su independencia, en caso que Destiny 2 no recupere el rumbo, aseguran rumores.
El año pasado Sony adquirió Bungie y prometió que el studio estaría dentro de la compañía como un subsidiario independiente. Pero las cosas parecen no ir tan bien con Destiny 2, al grado de estar en peligro de ser absorbido por completo.
Según reporta IGN, el que Destiny 2 haya quedado corto de sus expectativas financieras para 2023 por un estimado del 45% es que la pichada original de la compra de Bungie pueda cambiar con la amenaza de disolver la mesa de directores actual de la compañía.
Pete Parsons, Presidente Operativo de Bungie, sería uno de los principales culpables del desacierto en cuanto a las metas de ventas de Destiny 2 además de haber sido el orquestador de los recientes despidos en el studio que, junto con otras medidas de recorte de gasto, se habrían hecho como respuesta del desastroso estreno de la expansión Eclipse que Destiny 2 estrenó este año.
Esas otras medidas de recorte de gasto que, según IGN, se están aplicando son el freno de las contrataciones de nuevo personal, cancelación de ajuste anual de salarios, y designación de incentivos por fin de año. Lo peor es que el actual grupo de altos mandos de Bungie no sólo muestran indiferencia ante la situación de la compañía, sino hostilidad.
Según IGN, el punto de inflexión será el estreno de la próxima expansión de Destiny 2, La Forma Final, que se estrenará en Junio 2024. En caso que no tenga mayor éxito que Eclipse, Sony absorberá la compañía y pasará a ser uno más de los PlayStation Studios.