[Reseña] Tunic

Cuando todos pensábamos que aquél curioso juego que tanto nos recordó con primer vistazo a los Zelda clásicos no llegaría jamás, después de años y años de haber sido anunciado y aparentemente ser tragado por la tierra, Tunic llega a mostrar que en algunos casos menos puede llegar a ser más.

Ficha Técnica

Título: Tunic

Fecha de salida: 16 de marzo de 2022

Desarrolla: Andrew Shouldice

Distribuye: Finji

Plataformas: PC, Xbox Series, Xbox One, Game Pass,

Para Tunic es de esos casos extraños en los videojuegos que se asemejan mucho a los clásicos en donde más que una historia con narrativa distintiva, parecen presentar solamente el plot o la excusa para que empieces tu aventura.

Pero lo curioso del asunto es que esta aparente falta de detalles es lo que le agrega al juego la pizca de misterio que lo hace increíble y no me refiero necesariamente en la parte de la historia. Basta saber que despiertas un día en una misteriosa playa y al ir tierra adentro te das cuenta que no entiendes siquiera el idioma que encuentras en los carteles que hay a tu alrededor.

Es evidente que el minúsculo equipo de desarrollo -que básicamente estuvo comprendido de una persona y algunos pocos colaboradores artísticos y de prueba de calidad- tomó algunos pocos puntos de referencia para el concepto del juego: ¿qué pasaría si tomamos la perspectiva y gráficos de un zelda clásico pero lo mezclamos con la opacidad del mundo y mecánicas de un juego de fromsoftware? Porque a grandes rasgos es lo que presenta Tunic.

Es cierto también que el sistema de batalla puede llegarse a sentir un poco burdo, muy a pesar del número de herramientas que pone a tu disposición, sobretodo porque el camino “crítico” para terminar el juego no es claro y la apertura que te permite al momento de explorar, puede que termine significando enfrentarte a algún jefe antes de tiempo y sin las herramientas necesarias, pero eso lo remedia con el modo de “no fallo” que impide que los enemigos puedan derrotarte.

El gran acierto del juego más allá del sistema de pelea es el elemento de exploración que, al permitirte ir a cualquier lado en cualquier momento y siendo que no puedes comunicarte con el mundo o sus habitantes, lo cual hace que la sensación de descubrimiento constante del juego se magnifique.

Otro detalle muy importante es que a lo largo del mapa irás descubriendo páginas de un manual del mismo juego que estás jugando, en el idioma desconocido del mundo, que tendrá alguna que otra palabra en español (o inglés o cualquier idioma en el que tengas configurada la consola o PC) que te darán pistas de el área que te encuentras, los sistemas del juego o incluso a dónde ir y qué hacer, muchas veces volteando de cabeza todo lo que creías saber del juego por completo y recontextualizando lo que ya habías explorado o hecho con anterioridad.

El apartado gráfico de Tunic es un tanto simple, pero no por ello malo, pues aprovecha su estilo caricaturizado y a veces tierno para resaltar la crueldad del mundo en el que estás y, además, de manera cosmética utiliza la perspectiva desde la cual miras el mapa del juego para esconder partes del escenario, cofres y otros secretos que están ahí, a la vuelta de la esquina y que ni siquiera te habías dado cuenta anteriormente.

Habiendo dicho eso, hay partes en donde quizá el estilo gráfico y el motor gráfico pueden llegar a chocar un poco, sobretodo con la iluminación que a veces parece darle ese toque de misterio y terror con un manejo de sombras dinámico y en otras no existe la reacción entre el entorno y las fuentes de luz.

Tunic acepta la naturaleza del minimalismo incluso en la música, con pocas canciones ambientales pero al igual que otras partes del juego esto agrega a la sensación de extrañamiento y que estás en un lugar ajeno. De la misma manera no hay actuación de voz, salvo algunos gruñidos y otros sonidos guturales ininteligibles que acompañan a las criaturas que pueblan el mundo.

Y de la misma manera que en otros aspectos del juego menos es más, el apartado sonoro también logra con muy poco llevar la experiencia de Tunic hasta otro nivel con sonidos que resuenan en los calabozos y que le agregan dimensión al entorno o temas en los encuentros con los distintos jefes que elevan el enfrentamiento como debería ser.

La sencillez no necesariamente debe significar que un juego sea menos que la suma de sus partes cuando está manejado de una manera tan increíble como sucede con Tunic ya que el misterio y la constante presentación de nuevos elementos que recontextualizan todo el mundo hacen que la experiencia de jugar sea una sorpresa cada vuelta de la esquina.

Además hay misterios dentro de los misterios que se revelan en el manual de juego que podrían pasar completamente desapercibidos por quienes no estén poniendo atención de cerca a las ilustraciones que contiene.

  • Lo bueno: atmósfera y revelaciones constantes.
  • Lo malo: el sistema de batalla a ratos queda corto.
  • Lo feo: la curva de dificultad que puede hacerse muy empinada dependiendo del orden que decidas explorar el mundo.
  • Lo que nunca podrás experimentar dos veces: la sensación de sorpresa con cada revelación que te muestra el juego.

[Un juego “bueno” es aquél que tiene algunos detalles molestos o frustrantes, pero que no impide que los disfrutes; es un título que sus virtudes sobrepasan a sus defectos, por más grandes que estos parezcan ser.]