Sabemos que hay un modelo bien establecido a la hora de hacer videojuegos: hay un desarrollador que depende económicamente de un publisher y este último dicta casi todas las decisiones del primero. Para Brian Fargo, esto, entre otras situaciones, han hecho que se aleje de este tipo de relación a la hora de hacer videojuegos.
«Hay más tensión de lo que se podrían esperar. No creerías las historias que llegarás a escuchar de cómo los desarrolladores son tratados por sus publishers hoy en día. Simplemente es increíble.» Comentó Brian Fargo, creador de Wasteland y fundador de Interplay, a Ripten.
«Tienen miedo de hablar, porque no conseguirían más contratos en caso de quejarse. Es por eso que no se escucha nada.» Un ejemplo de esta situación, según Fargo, es el bono financiero que Obsidian Entertainment no obtuvo de ZeniMax porque no lograron obtener una calificación específica en Metracritic, aunque esto no solo es culpa del publisher, sino del desarrollador por aceptar una cláusula tan ridícula.
«Claro que no sucede con todos los publishers. No he trabajado con todos, así que no puedo opinar en ese respecto, pero he vivido suficientes historias de horror en carne propia. Tengo amigos que son parte de grandes desarrolladores y he escuchado historias. Las personas más inteligentes que he conocido son desarrolladores y no son ellos quienes pueden controlar los ingresos.»
Esta es una de las razones, según Fargo, del por qué decidió salir de este modelo de negocios para entrarle a KickStarter para poder desarrollar Wasteland 2. «De esta forma me siento mucho más conectado con el público. Usualmente, cuando trabajas con un publisher, trabajas por hacer el título a como lo habías imaginado y también saltas las trabas para que les guste a algunos pocos y no obtienes lo que los fanáticos están esperando. Y es lo que debes hacer para obtener tu paga.»
Fargo gusta más de estar en contacto de quienes importan más a la hora de hacer un videojuego: su público, sus fans. «Ahora estoy en la línea frontal, viéndome frente a fronto y escuchando lo que quieren, ‘Bryan, esto es lo que queremos y más vale que lo cumplas.’ Y este proceso me agrada más. Es más personal e intenso.»