Muchos animales e insectos se comunican a través de un mundo invisible de olores y algunos investigadores en la Universidad de Rockefeller han llegado hasta este maravilloso mundo a través de tecnología de luces infrarojas. Con esta habilidad para ver olores, los científicos muestran como las larvas de mosca detectan los olores mediante dos de sus organos, permitiéndoles ser más precisos que con sólo uno de ellos.
«Tener dos ojos nos premite ver la profundidad de nuestro entorno, y con dos oídos nos permite escuchar la direción de dónde viene el sonido» Comenta Leslie Vosshall, Jefe dl Laboratorio de Neurogenética y Comportamient. «Percibir olores en calidad estéreo es igualmente importante.»
En una investigación publicada en el número online del 23 de Diciembre de la Nature Neuroscience (Neurociencia de la Naturaleza), Vosshall y sus colegas muestran que la información olorífera es más fácil de percibir cuando olída mediante ambos organos olfatorios. Al manipular genéticamente algunas moscas para expresar sus receptores de olor en un órgano olfatorio o dos, encontrarion queel cerebro de la Drosophilia melannogater larvae no solo utiliza olores en calidad estéreo para navegar, para cazar. Es una conducta llamada Quimiotaxis.
Para estudiar estas conductas, Vosshall y sus colegas tuvieron que descifrar en qué dirección se movía la larva con respecto a la fuente del olor. Pero como los olores son invisibles, los investigadores no podrían predecir cómo las moscas se moverían en relación a estas esencias. Para complicar más las cosas, los olores tienen a disiparse en finas lineas, haciendo casi imposible determinar sus concentraciones en un lugar en particular.
«Tuvimos que crear un entorno en el cual supiéramos algo acerca del acomodo de los olores en el espacio» dice Vosshall. «Necesitábamos ver los olores.»
Y con la ayuda de algunos colegas en el Laboratoriode Biología y Bioquímica Molecular de Thomas P. Sakmar, los investigadores utilizaron una novedosa técnica espectroscópica que les permitía, mediante luz infrarroja, crear entornos en donde les era posible ver, controlar y cuantificar con presición la distribución de los olores.
Cuando Vosshal y sus colegas observaron la conducta del animal, encontraron que aunque tanto animales con una o dos narices eran capaces de percibir olores, solo aquellos con dos órganos olfatorios trabajando pudieron navegar con presición hacia la fuente de los olores. «Una comparación de derecha a izquierda no es necesaria para las moscas al volar,» comenta Vosshall, «pero lo necesitan para hacerlo bien.»